miércoles, 8 de junio de 2016

Microrelato

Recuerdo aquel día perfectamente. Era invierno y nevaba con mucha intensidad. Salía del instituto y regresaba a mi casa; como todos los días. Recuerdo que antes de llegar a mi casa; un par de calles antes, pasé por una casa con una puerta de madera roja. A los pocos segundos de fijarme, la puerta se abrió rápidamente y de ella salió un  hombre de unos aproximadamente cuarenta años gritando a un pobre perro lastimado. No pude mirar aquella trágica escena. Aún tengo clavada la mirada de aquel señor con furia y su voz diciéndome: ''¿qué miras?''. Tras agachar la mirada y seguir andando, la puerta se cerró de golpe y no pude esperar a girarme a ver al pobre animal maltratado abandono. ¿Cómo puede haber personas así en el mundo? Me descolgué los auriculares y le llamé con un par de silbidos. El perro, andando como pudo (porque cojeaba)  se me acercó y le acaricié en intento de consolarlo. Me miraba con unos ojos... Obviamente no pude dejarlo ahí abandonado, así que me lo llevé a mi casa y lo cuidé dándole todo el amor que pude y que nunca le habían dado. Esperé varios días por si el señor lo reclamaba y sólo había sido una tonta pelea. Pero nunca apareció. A día de hoy él está junto a mí y más feliz que nunca.

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