La ignorancia ha provocado grandes desequilibrios en los ecosistemas
ibéricos, y además nos sale muy cara. Se ha construido en cauces de ríos
o en primera línea de playa, y todos los años vemos lo que pasa.
También se repoblaron amplísimas extensiones con pinos y eucaliptos o se
dejaron de pastorear enormes superficies que luego arden cada año. Otro
tanto pasó con los linces. Se les calificó de “alimañas” y se permitió
su caza; ahora cada lince que logramos reproducir nos cuesta cifras
astronómicas. Con el oso pasó igual, pero hoy ya nadie se atreve a cazar
uno, y si lo hace va a la cárcel. Sin embargo, se siguen cazando lobos.
Llegados a un nivel en la Administración ya no se puede hablar de
ignorancia. La pérdida de grandes carnívoros daña los ecosistemas; ellos
controlan jabalíes y corzos sin coste y con mucho criterio.
*Info: http://elpais.com/elpais/2016/03/18/opinion/1458315864_323462.html
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